El proceso de acreditación hospitalaria es esencial para cualquier institución que desea lograr el destaque en el mercado  de servicios de atención a la salud — especialmente en el nivel terciario. De acuerdo a este escenario, hoy resolvemos hablar un poco sobre la percepción de calidad del paciente respecto a hospitales acreditados

Para lograr el destaque y mejorar la percepción del paciente sobre sus servicios, es necesario entender cómo se analiza un servicio de salud. Primero, es importante destacar que la mayoría de los usuarios del sistema de salud (beneficiarios de plan de salud o no) no es experta en esos temas. Además, aunque no tengan conocimiento profundizado en el tema, realizan un análisis subjetivo respecto la calidad de determinado hospital o clínica. Son pocos los que realmente buscan conocer de forma objetiva el local en que buscan tratamiento en casos de necesidad. Y, de hecho, en medio a criterios subjetivos, es prácticamente imposible prever la evaluación del usuario sobre cualquier empresa.

Por eso, es necesario establecer algún parámetro objetivo para que su empresa salga del sitio común a los ojos de los pacientes. Muchas veces, las instituciones recurren a las divulgaciones en revistas de salud o medios semejantes para fijar su marca en algo más concreto, pero nada es tan valorado como una acreditación  de un instituto reconocido nacionalmente o mundialmente.

Hay varios tipos de acreditación hospitalaria (como el Joint Comission International), y también algunas nacionales, como en Brasil hay la acreditación de  ONA (Organización Nacional de la Salud) que tiene como base el manual de la Organización Pan-Americana de la Salud (OPAS). Instituciones de referencia, como el hospital Bandeirantes, en São Paulo, y el Jorge Valente, en Salvador, tienen acreditación de excelencia ONA. Los pacientes saben que una institución con este tipo de certificado tiene una atención especial.