Gestión hospitalaria: errores y eventos adversos más comunes en la atención

De errores en la identificación a problemas de comunicación entre los profesionales involucrados en el cuidado, complicaciones perjudican a la atención y puede, en algunos casos, causar defunción al paciente

710.730x312.jpg

Así como toda actividad humana, el día a día asistencial puede sufrir errores y sucesos adversos. Es atribución de la gestión hospitalaria mapear, estudiar y proponer estrategias para minimizar esas ocurrencias y garantizar la seguridad del paciente. La primera etapa consiste en comprender cuáles son las más comunes, dónde y cómo ellas ocurren.

En la evaluación de Fernando Teles de Arruda, coordinador asociado del curso de Medicina del campus Bela Vista de la Universidade Municipal de São Caetano do Sul (USCS), en Brasil, “error y evento adverso son cosas distintas. El primer es una falla – por ejemplo, administrar un medicamento en el paciente incorrecto. El segundo resulta de un riesgo más grande, como cuando se aplica una sonda en un paciente, y ese manejo lo infecciona.”.

El especialista lista los procesos en los cuales la ocurrencia de errores y eventos adversos es más común:

  • Identificación: ausencia de una pulsera o cualquier registro en la cama de hospitalización, con nombre y datos personales, pueden generar diversos problemas con relación a la aplicación de medicamentos, realización de exámenes, procedimientos y otros.
  • Medicamentos: ausencia de registros y controles adecuados, o prescripción ilegible o incompleta, pueden ocasionar errores de dosis/hora, cambio de medicamento, reacciones alérgicas, pueden choque anafiláctico u otras complicaciones.
  • Procedimientos: pueden ser cirugías mal ejecutaras o hechas en órganos o miembros saludables, equipamientos olvidados dentro de pacientes, exámenes realizados sin indicación o en la parte equivocada del cuerpo, por ejemplo.
  • Accidentes: son traumas por caída de pacientes son muy recurrentes. Pueden ocurrir en el momento de acostarse o levantarse de la cama o en el baño, por ejemplo. Son eventos traumáticos, multifactoriales, habitualmente involuntarios e inesperados, que pueden ocurrir con frecuencia, con un mismo paciente y, por consecuencia, le causar algún daño, especialmente si sean ancianos.
  • Lesiones de presión: son también conocidas por úlceras de presión o escaras, ocurren en pacientes acamados durante mucho tiempo en la misma posición, o entonces en cama inadecuada. Pueden generar necrose local o heridas y amplían el riesgo de infección, aumentando el tiempo de permanencia y el acúmulo de antibióticos.
  • Infecciones: es una de las principales preocupaciones del hospital, pues pueden ser muy dañinas a las personas e, incluso, llevar a la defunción. Pueden sucederse por errores sencillos, como el simple hecho de no lavar las manos y hacer correctamente la asepsia antes de la atención, aun en eventos adversos, como manipular una sonda urinaria que, a partir de 48h, genera infecciones en 100% de los casos, según el especialista.
  • Dispositivos de salud: bombas de infusión, monitores, equipamientos y dispositivos médicos implantables aumentan el riesgo de infecciones y rechazo. Pueden presentar mal funcionamiento, supe calentamiento o, aún, caer sobre el paciente, provocando lesiones.
  • Comunicación en el ambiente hospitalario: en un servicio de emergencia o quirófano, la comunicación ineficaz entre los profesionales involucrados en el procedimiento pueden ocasionan inúmeros eventos adversos, como, por ejemplo, errores en la manipulación de medicamentos, cirugías, exámenes y otros.

Detallados los locales en donde se registran complicaciones con más frecuencia, el gestor del hospital puede crear estrategias, protocolos de seguridad o aún disfrutas de los beneficios de la tecnología en favor de la reducción de eses índices.

 

;