Sistematización de la Asistencia a la Enfermería: entienda qué es SAE

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Solución garantiza calidad de la atención individualizada, creación de indicadores de asistencia y ayuda para optimizar costos

 

La Sistematización de la Asistencia a la Enfermería (SAE) es un importante instrumento específico de la enfermería que permite que el enfermero, líder del grupo de técnicos y ayudantes de enfermería, consiga evaluar individualmente los pacientes y entienda qué tipos de cuidados él necesita. Esa metodología garantiza no solo la gestión del cuidado por la calidad de la atención, pero la seguridad en el proceso, pues reduce las posibilidades de errores de los profesionales por promover decisiones basadas en evidencias científicas.

Con la llegada de la informatización de la Salud, en especial con la introducción de los registros electrónicos del paciente (PEP) en la rutina hospitalaria, SAE ha evolucionado en agilidad para guardar y ordenar los datos desde la asistencia a la gestión hospitalaria.

“La automación de procesos prevé el uso de protocolos con base en evidencias científicas. Eso garantiza que se realicen las acciones más indicadas al paciente y también que se registre toda esa asistencia de una forma ordenada. Eso permite la seguridad, porque evalúa esas acciones”, afirma Consuelo García Correa, coordinadora del grupo de estudio sobre SAE del Colegio Regional de Enfermería de São Paulo (Coren-SP).

La experta señala cómo la automatización de los procesos de la enfermería ayuda a hospitales en las rutinas de asistencia médica y en la garantía de seguridad del paciente.

Seguridad del equipo en la documentación de la asistencia: Antes de la informatización, el enfermero ya agregaba los datos de la rutina en cuestionarios descentralizados. Con el registro electrónico del paciente se ha iniciado la documentación de la rutina y facilidad en el acceso. En ese contexto, cualquier cuestión que se identifique – ya sea un riesgo al paciente respecto a los cuidados de salud o tratamientos – se puede minimizar, por estar documentada en un PEP, cuyas informaciones son fácilmente accesibles. Si hay necesidad de evaluación de algún punto de asistencia que pueda ser cuestionado, teniendo eso sistematizado por SAE en el registro electrónico, queda documentado y disponible para una evaluación a cualquier momento, incluso de la auditoría. Eso vale para la seguridad del paciente y para la del profesional de enfermería.

Cuidado más individualizado y de calidad: Con base en los protocolos de buenas prácticas, el equipo de enfermería comprueba la rutina adecuada para su ambiente de trabajo. Con el SAE la rutina establecida se direcciona a las necesidades individuales de cada paciente. Ejemplo: aunque haya varios pacientes con neumonía en alguna ala, incluso ya existiendo protocolos de medicamento y atención estándar, el equipo de enfermería enfocará en las necesidades de cada uno. Eso es, algunos tendrán fiebre, otras enfermedades preexistentes que necesitan cuidados diferenciados, mientras que otros estarán con cuadro más leve y necesitarán menos medicamentos y cuidados. Eso mejora procesos, altas y tiempo de uso de la cama.

Generación de indicadores de calidad de la asistencia: a partir de los registros de cuidados, los profesionales pueden mencionar una variación de indicadores que, consecuentemente, ayudarán a mejorar la asistencia posteriormente. Es posible medir: días de hospitalización; tiempo de asistencia, conductas de prevención contra lesiones; cuantos medicamentos necesita y cuales no usa.

Optimización de recursos: cuando se individualiza la atención, generalmente se consigue atender hasta las necesidades de prevención, ayudando a reducir el tiempo de permanencia del paciente en el hospital, disminuyendo también los costos. Esa optimización direcciona los valores para lo necesario, o sea, quien necesita más tendrá más acceso - y vice-versa. Pero ese ahorro se ve en mediano o largo plazo, pues hay un costo para realizar controles de enfermería. La ausencia de ellos puede causar perjuicios o una mala dirección de recursos.

Sin embargo, todas esas ventajas sólo aparecen en equipos debidamente capacitadas para adoptar el SAE en sus rutinas, según Consuelo. “Cuando usted implanta el SAE en la empresa, actúa con una tecnología de proceso de trabajo. Tiene que adecuar el equipo a usarla. Los enfermeros ya lo aprenden en la graduación, pero no existe una uniformidad, por eso es necesario haber una capacitación continua. El SAE actúa en el proceso de trabajo, con la toma de decisión, y el enfermero necesita tener mucho conocimiento para evaluar a esos pacientes”, afirma.

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